domingo, 3 de junio de 2007

Jornadas 2007. Disertación Gotelli (1).

LOGISTICA Y CONDUCCIÓN PROTOCOLAR. Liderazgo y fobias organizativas.
Disertante: Prof. Aníbal Gotelli.

Hay una pregunta clásica con la que comienzan todos los cursos de liderazgo: “el líder, ¿nace o se hace?.

Mi respuesta: el líder organizativo nace y se hace.

Vocación = Vocatio (lat.) “llamado”.

Pero se perfecciona por la acción.

Por definición el Ceremonial es un saber práctico, que necesita un líder pragmático. Es decir que sepa y pueda ejercer un liderazgo práctico. Debe tener “aptitud logística y pensamiento logístico por un lado, y debe despojarse de todas sus fobias y prejuicios, para poder vencer la resistencia al cambio.

Es decir, que el líder organizativo es un ser práctico que se adapta a los cambio y puede vencer sus fobias.

Veamos a continuación a qué le llamo “fobias protocolares y organizativas”.

Según el diccionario de la Real Academia Española, una “fobia” es una aversión obsesiva, un temor irracional compulsivo, hacia alguien o algo.

Las fobias protocolares y organizativas del ceremonialista y el profesional eventual, a mi entender, son las siguientes:.

IDEOFOBIA ®. Neol. prot. Ideología + fobia. Esta es una expresión, un neologismo protocolar, que acuñé y registré hace muchos años para designar a la aversión obsesiva, al temor irracional compulsivo, que muchos ceremonialistas y organizadores de eventos experimentan hacia la influencia que puedan ejercer las ideologías sobre el Ceremonial y la Organización de Eventos en general. Cuando yo estudié Ceremonial e hice mis primeros pasos en la materia, me decían –y entonces lo creía- que el ceremonialista y el organizador de eventos en general, debían mantenerse al margen de toda ideología, que Política y Ceremonial eran tan refractarias como el agua del aceite. Que un profesional que se preciase no debía “descender” y “mancharse” en el campo siempre cenagoso de los intereses partidarios o sectarios.

Sin embargo, y luego de más de dos décadas de experiencia profesional, puedo decir sin temor a equivocarme que la asepsia en el Ceremonial y la Organización de Eventos en general es imposible.

Haciendo paráfrasis de su significado semántico académico, la asepsia protocolar o eventual en general, es ese convencimiento errado que muchos ceremonialistas y organizadores de eventos tienen acerca de que un evento puede organizarse y ejecutarse sin presencia de materia séptica, es decir, preservado de los gérmenes infecciosos de la política y la ideología.

Si tenemos en cuenta que, tal como lo dice el Diccionario de la Real Academia Española, la ideología es el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc., estoy convencido de que cuando se ejerce la profesión del Ceremonial o la organización de eventos en general, la persona que ejerce dichas actividades, organiza y ejecuta los actos, ceremonias, recepciones y demás acciones que planifica de acuerdo con su particular visión de la realidad, de la sociedad, de la cosmovisión en la que cree, y sobre todo, en los objetivos y creencias generales de la corporación, repartición, gobierno o institución para la cual trabaja.

Si un Ceremonialista, que antes que nada es un organizador, planifica y ejecuta una reunión de un jefe progresista con rigor formalista o la de un jefe posmoderno (o fashion) con métodos conservadores, es más que seguro se verá pronto condenado al desempleo o a la cancelación de su contrato de servicios.

Entonces, lo cierto es que debemos tener en cuenta que el Ceremonialista, o en su caso un organizador profesional de eventos, no puede ser un ser aséptico. Un ceremonialista, un organizador, es un ser inmerso en un contexto social determinado y que tiene un bagaje cultural, social, familiar e ideológico determinado, del que no se podrá desprender jamás al momento de organizar cualquier tipo de reunión que le toque organizar. Y lo que es peor aún, la experiencia dice que muchas veces, para dar un servicio acorde a lo que nos pide un jefe o un cliente, debemos dejar de lado nuestra propia ideología y adaptarnos a la del jefe o cliente, para poder dar esa satisfacción que ese jefe o ese cliente reclaman para ordenar nuestra posterior recompensa en honorarios o en supervivencia funcional.

A mi mismo me ha tocado servir a jefes que he detestado, con los que no coincidí ni ideológicamente ni con sus métodos de vida o su accionar público o político. Tuve que servir durante algún tiempo de mi vida, tanto a algún inútil que rayaba en lo imbécil, como a algún fingidor profesional de sentimientos y convencimientos que hacía de la traición política y personal su método cotidiano de ascenso y permanencia en el cargo que detentaba. Sin embargo, a ambos he servido y he tratado de acompañar, aconsejar y organizarles sus apariciones públicas usando el mayor de mis profesionalismos.


EVOLUFOBIA ®. Neol. prot. Evolución + fobia. Es el Ceremonial que se corresponde con la ideología conservadora. El Ceremonial de la “Vieja Escuela”, tal como yo lo definiera hace más de veinte años atrás. Son los que mantienen al Ceremonial en increíbles niveles teóricos. Este Ceremonial es el que quieren ejercer aquellos que no entienden que viven en una sociedad distinta a las formalistas tradicionales europeas, que tratan de aplicar con forceps los formulismos del Ceremonial clásico en una sociedad más progresista, que no admite la aplicación automática de los rigores del Ceremonial franco-austríaco.

De esta ideología son los Ceremonialistas teóricos, los que hablan, escriben y filosofan acerca del llamado “natural” del ceremonialista a cambiar a la sociedad y corregirla de todas sus “perversas desviaciones”.

A esta ideología pertenecen aquellos que piensan que los ceremonialistas estamos llamados a dar lecciones de virtud y se olvidan de que, antes que nada, somos organizadores formales de todo tipo de reuniones, ya que, principalmente para eso nos contratan nuestros jefes y clientes. Este es el típico Ceremonial que no se aplica en ninguna parte, porque sus cultores son teorizadores y no practicantes. Es más, es el Ceremonial que no podría ser aplicado en ninguna parte porque nadie lo aceptaría ni lo obedecería, por excesivamente rígido y antinatural.

Pero atención: este Ceremonial de los “evolufóbicos” no tiene nada que ver con el Ceremonial Formalista, es decir, el Ceremonial que practican los que yo llamo “ceremonialistas del método”. Tal como yo lo concibo, los Ceremonialistas “del método” o “de método” son aquellos que pueden aplicar las formas tradicionales del Ceremonial en realidades oficiales y sociales que no rechazan dichas formas y que las adoptan sin ninguna queja y sin ninguna trasgresión.

Es el Ceremonial que proclama y puede aplicar la observancia rigorista de todas las formas y tradiciones protocolares de su estado o cultura. Por lo general es la ideología que orienta los Ceremoniales de las monarquías y las viejas repúblicas tradicionales centroeuropeas, destacándose entre estas últimas las Repúblicas de Austria y Alemania.


FORMALIFOBIA ®. Neol. prot. Formalismo + fobia. Esta es una expresión, un neologismo protocolar, que acuñé y registré hace muchos años para designar a la aversión obsesiva, al temor irracional compulsivo, que otro grupo de ceremonialistas y organizadores de eventos experimentan hacia la formalidad. Es el universo de los que yo he llamado “Ceremonialistas Posmodernos”. El “formalifóbico” es el típico “Ceremonial-Posmo”, casi una religión laica cuyos sacerdotes son los arquitectos decoradores. Mucha vela, mucha tela, mucha alfombra étnica y mucho acento en la decoración más que en la organización. Es una forma de organizar eventos con un excesivo acento en lo “chic”. No tienen mucha idea de qué bandera hay que poner, mientras los colores del paño combinen con el color de las velas y las alfombras. Tal como ha sucedido en la arquitectura y luego en otras ramas del arte y la cultura en general, el ceremonialista “posmo” es el que se opone al formulismo, al racionalismo y a la institucionalidad por el solo hecho de que todo eso está “demodé”, “re-out” y no es “fashion”.

En mi caso en particular, creo ser un ceremonialista progresista. Así lo digo porque creo que el ceremonialista progresista, el que ha progresado, evolucionado, en ese sentido lo digo y no exclusivamente en su acepción política, es el pragmático. La actitud progresista en el Ceremonial y la Organización de Eventos es la forma de ser de los ceremonialistas prácticos, los de avanzada, los que van adaptando las formas a la realidad social de su sociedad, estado o institución. Los que no buscan adaptar (infructuosamente) las personas a las formas sino las formas a las personas. El ceremonialista progresista busca adaptar las formas a las personas sin perder de vista el respeto y la supervivencia de las instituciones.

CROMOFOBIA ® . Neol. prot. Cromos-“color” + fobia. Esta es una expresión, un neologismo protocolar, que acuñé y registré hace muchos años para designar a la aversión obsesiva, al temor irracional compulsivo, que muchos ceremonialistas y organizadores de eventos experimentan hacia la utilización de los colores en la ambientación de sus actos, recepciones, ceremonias y eventos en general.

CRONOFOBIA ®. Neol. prot. Cronos-“tiempo” + fobia. Esta es una expresión, un neologismo protocolar, que acuñé y registré también hace muchos años para designar al temor compulsivo a la pérdida de tiempo, los retrasos, la impuntualidad.

HACINOFOBIA ®. Neol. prot. Hacinar, amontonar, acumular, juntar con desorden + fobia. Esta es una expresión, un neologismo protocolar, que acuñé y registré también hace muchos años para designar al temor compulsivo a los amontonamientos, las multitudes, las cantidades de seres humanos, los auditorios atiborrados de asistentes apiñados, etc..

A muchos ceremonialistas y organizadores les gustaría armar actos, recepciones, ceremonias, congresos y casi todas sus reuniones con una cantidad ideal de asistentes o participantes, para que nada se desborde ni sobrevengan eventualidades. Sin embargo, esto es imposible. Sobre todo en la actualidad, cuando la mayoría de los jefes mandan organizar actos para demostrar la cantidad de gente que pueden reunir y mostrar al día siguiente en la prensa.

FILTROFOBIA ®. Neol. prot. Filtro, filtrar, filtración + fobia. Esta es una expresión, un neologismo protocolar, que acuñé y registré también hace muchos años para designar al temor compulsivo a que la información que manejamos en el área protocolar se filtre puertas afuera. Algunos llevan este temor hasta límites increíbles. Muchos líderes organizativos llegan al extremo de mantener muchos detalles de la organización en secreto, como si fuese un ingrediente de un secreto de estado, haciendo del “secretismo” un mal que terminará afectando a todo su grupo de trabajo.

JORNALIFOBIA ®. Neol. prot. Journal, diario, o journalisme, periodismo en fr. + fobia. Esta es una expresión, un neologismo protocolar, que acuñé y registré también hace muchos años para designar al temor compulsivo a la prensa y a los fotógrafos. Muchos organizadores sienten un verdadero desprecio por los periodistas, cronistas y fotógrafos, ya que los consideran como los factores por antonomasia de la desorganización y la destrucción de actos.

GRUPALIFOBIA ®. Neol. prot. Grupo + fobia. Esta es una expresión, un neologismo protocolar, que acuñé y registré también hace muchos años para designar al temor compulsivo a trabajar en grupo. Muchos organizadores están convencidos de que una buena organización puede ser fruto de una genialidad individual o del destaque individual del líder organizativo o del miembro del grupo en particular a quien se ha puesto a coordinar un acto o reunión en particular. Gran mentira, con consecuencias nefastas.

Para terminar diré, además, que el líder organizativo, entre otras funciones tiene las siguientes:

Planifica la acción.
Organiza el método.
Coordina la ejecución.
Decide.
Administra tiempo.
Toma riesgos.
Sabe negociar.
Sabe motivar.
Puede modificar conductas.
Sabe mediar.
Da el ejemplo.
Conoce al equipo.
Tiene solvencia profesional.
Sabe organizar y manejar reuniones.
Sabe delegar.
Desarrolla su templanza.
Sabe ser “nexo privilegiado”.